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20 años cap1 Mi primer Ubuntu: Cuando Linux era una aventutra

20 años cap1 Mi primer Ubuntu: Cuando Linux era una aventutra

Capítulo 1: Mi primer Ubuntu - Cuando Linux era una aventura

La historia de cómo un experto de Linux me llevó a descubrir Ubuntu 6.06. Los primeros comandos, los primeros errores y esa sensación de estar hackeando la matrix.


Era 2006 y yo trabajaba como técnico en una avícola en Trujillo, Perú. Era el único técnico de toda la empresa—sin título universitario, sin experiencia formal, pero con una curiosidad insaciable por la tecnología. Mi mundo laboral era… digamos que retro: estaciones con Windows 95 y 98, NovelNetware como sistema de red (sí, esa reliquia), y servidores que parecían haber sobrevivido a la era jurásica.

Pero había escuchado rumores. Entre 2002 y 2003, durante mis años de instituto, ya había oído hablar de “un sistema operativo libre, competencia de Windows”. No sabía nombres específicos, no tenía idea de qué eran las “distribuciones”, pero cada hora que conseguía en la sala de cómputo conectada a internet la aprovechaba para investigar todo lo que podía sobre ese misterioso mundo.

El encuentro que cambió todo

Desktop View En 2006, con un año trabajando en la avícola, conocí a David Wong. Era estudiante de la Universidad Nacional de Trujillo y llegaba ocasionalmente a dar mantenimiento al servidor de correo de la empresa—un Dell ancestral corriendo Slackware con SquirrelMail.

Ver a David trabajar era como observar magia negra. Se sentaba frente a ese servidor, sin interfaz gráfica, solo terminal pura, y navegaba por el sistema como si fuera su casa. No usaba SSH ni nada sofisticado; trabajaba directamente en el equipo, probablemente porque tener una laptop decente era un lujo inalcanzable en esa época.

Durante una de esas visitas, mientras conversábamos, David hizo algo que cambiaría mi vida para siempre: me regaló mi primer disco de Ubuntu.

Sí, cuando Ubuntu realmente regalaba discos con envío gratis y todo. Ese CD brillante con el logo naranja sería mi primera puerta real al mundo GNU/Linux.

Ubuntu 6.06 LTS “Dapper Drake”: La revelación

Desktop View Pantalla tipica de ubuntu 6.06 Esa noche llegué a casa con el disco ardiendo en mis manos. Ubuntu se estaba abriendo camino con un eslogan que me resonaba profundamente: “Linux para humanos”.

Inserté el CD, esperé esos eternos minutos de carga del LiveCD, y entonces sucedió…

El escritorio GNOME apareció ante mis ojos como una ventana abierta a un mundo completamente nuevo. Todo me llamaba la atención: los colores, los menús, la forma en que las ventanas se comportaban. Era diferente, era… libre.

Mi primera reacción fue de asombro puro. Ahí estaba Ubuntu, funcionando sin problemas—drivers cargados, pantalla funcionando, todo en su lugar. Era como quitarme un velo de los ojos. Durante años había escuchado a ingenieros de mayor edad decir que Linux era “muy complicado”, que “nunca funcionaba bien”, que era “solo para expertos”.

Mentira.

Comprendí rápidamente que había aplicaciones alternativas para todo lo que ya conocía. ¿Office? OpenOffice estaba ahí. ¿Navegador? Firefox funcionaba perfecto. ¿Reproductores multimedia? Había opciones que ni sabía que existían.

Los primeros comandos: Adentrándome en la matrix

No recuerdo exactamente cuál fue mi primer comando en terminal, pero creo que fue algo tan simple como listar el contenido del escritorio. Abrí Firefox (dentro de Ubuntu, ¡imagínate la emoción!) y busqué “comandos básicos de Linux”.

Cada comando que aprendía se sentía como descifrar un código secreto. ls, cd, pwd… comandos simples que me hacían sentir como si estuviera hackeando la matrix. La terminal no era solo una herramienta; era un portal a un poder que Windows nunca me había ofrecido.

El momento de pánico: El particionado del terror

Desktop View Pero no todo fue color de rosa. Llegó el momento de la instalación real, y ahí apareció mi primer enemigo: el particionado de disco.

Tenía pánico de perder mi partición de Windows. Los foros de la época estaban llenos de historias de terror sobre gente que había perdido todo por un mal particionado. Y yo, con mi experiencia limitada, estaba a punto de unirme a esas estadísticas.

¿El resultado? Perdí Windows en mi primer intento.

El dualboot no funcionó. Pero aquí viene lo interesante: no me compliqué mucho. Simplemente lo intenté una y otra vez hasta que finalmente logré tener ambos sistemas funcionando. Esa persistencia, esa negativa a rendirme ante el primer obstáculo, marcaría mi relación con Linux para siempre.

COMPIZ: La magia que conquistó corazones

Y entonces llegó COMPIZ.

Si Ubuntu había abierto la puerta, COMPIZ voló la casa completa. Era una extensión que se instalaba en GNOME y permitía efectos de escritorio que parecían sacados de una película de ciencia ficción.

El cubo giratorio. Los efectos de fuego al escribir. Las ventanas gelatinosas. Desktop View Ejemplo de cuatro escritorios con COMPIZ

Era pura magia visual. Windows Vista después copiaría algunos de estos efectos, pero nosotros ya los teníamos, funcionando perfectamente, en código abierto y gratis.

Mostrar estos efectos a mis compañeros de trabajo se convirtió en mi hobby favorito. Veía sus caras de asombro cuando hacía girar el cubo del escritorio o cuando las ventanas se sacudían como gelatina. Siempre había el mismo patrón: primero la impresión, luego el comentario inevitable: “Está bien, pero Linux nunca será fácil de usar para el usuario común.”

¡Qué equivocados estaban!

La comunidad: FLISOL y mis primeras charlas

Desktop View Mi búsqueda de conocimiento me llevó a descubrir el grupo de usuarios Linux de la Universidad Nacional de Trujillo. Ahí conocí a un grupo de jóvenes entusiastas que, como yo, estaban fascinados por este mundo del software libre.

Año tras año celebrábamos el FLISOL (Festival Latinoamericano de Software Libre). Empecé como un simple asistente, pero poco a poco me fui involucrando más. Mi primera participación fue ayudando en las instalaciones de Ubuntu—esa parte práctica donde la gente traía sus computadoras y nosotros les instalábamos el sistema. Desktop View Pero hubo un momento que me marcó para siempre. Un presentador faltó a última hora, y sin preparación alguna, tuve que dar una charla sobre “Cómo instalar Ubuntu paso a paso”.

Los nervios eran terribles. No tenía slides preparadas, no había ensayado, no tenía experiencia hablando en público. Pero tenía algo más valioso: pasión genuina por compartir conocimiento.

Con el apoyo de mis compañeros del grupo, esa charla improvisada resultó ser un éxito. La audiencia estaba contenta, participaba activamente, y al final varios usuarios me contactaron para que les ayudara con sus instalaciones.

Recalqué especialmente la importancia del particionado—después de mi propia experiencia traumática, no quería que otros pasaran por lo mismo.

Las anécdotas que no se olvidan

El mundo del software libre en esos años tenía sus personajes peculiares. Recuerdo especialmente cuando invitamos a un usuario de BSD a una charla. En lugar de hablar sobre la comunidad de software libre y sus beneficios, el tipo se dedicó toda la presentación a renegar de los usuarios de Linux y proclamar la superioridad de BSD.

Le faltó humildad y compañerismo. Esa experiencia me enseñó algo valioso: la tecnología es importante, pero la forma en que tratamos a las personas es mucho más importante.

El aprendizaje en la era pre-banda ancha

Desktop View Aprender Linux en 2006 no era como ahora. No había YouTube tutorials, no existían los cursos online masivos, y el internet en Trujillo era caro y lentísimo.

Por suerte, trabajaba en una cabina de internet, lo que me daba acceso privilegiado para investigar. Compraba las pocas revistas de tecnología que llegaban al Perú, y llegué a adquirir el libro “Ubuntu Linux” de Francisco Javier Carazo Gil—un tesoro en esa época.

También me inscribí en un diplomado de gestión de servidores Linux, donde aprendí CentOS y configuración de servicios como Web, VPN, FTP, DNS. Ese conocimiento formal, combinado con mi experimentación autodidacta, empezó a dar frutos en mi trabajo.

Las primeras implementaciones profesionales

Mi obsesión con Linux comenzó a rendir frutos profesionales. La primera VPN que implementamos en la avícola fue con OpenVPN. Con el tiempo, reemplazamos SquirrelMail con Zimbra. Poco a poco me fui abriendo camino implementando todas las soluciones Linux que necesitábamos.

Y aquí viene la confesión:

Hubo un tiempo donde definitivamente eliminé Windows de mi vida. No solo en casa, sino incluso en el trabajo. Era puro fanatismo juvenil. Me negaba a usar cualquier cosa que no fuera Linux, y miraba con desdén a quienes seguían usando sistemas propietarios.

Ahora, en retrospectiva, reconozco que fue infantil y muy fanático de mi parte.

La familia y los “raros”

Mi familia y amigos inicialmente pensaron que estaba loco experimentando con “eso raro”. ¿Para qué complicarse la vida si Windows funcionaba bien?

Pero poco después, ese conocimiento “raro” me ayudó a posicionarme en mi trabajo. De técnico pasé a Coordinador de Infraestructura—aunque eso sería mucho después de salir de la universidad.

Mis experimentos con Linux no eran solo un hobby; se estaban convirtiendo en mi ventaja competitiva profesional.

Reflexiones desde el presente

Veinte años después, puedo ver ese primer encuentro con Ubuntu 6.06 como lo que realmente fue: el momento que definió mi carrera profesional.

Ubuntu me enseñó que había alternativas. Que no tenía que conformarme con las soluciones que me imponían. Que con curiosidad, persistencia y una comunidad dispuesta a ayudar, podía aprender cualquier cosa.

Ese disco que me regaló David no solo contenía un sistema operativo; contenía una filosofía, una forma de pensar, una puerta a un mundo donde la tecnología estaba al servicio de las personas, no al revés.

Y esa sensación de estar hackeando la matrix nunca me ha abandonado.


En el próximo capítulo: “Fedora universitario: Aprendiendo a romper (y arreglar) Linux” - donde la experimentación se vuelve más seria y los errores más costosos… pero también más educativos.


¿Te identificas con alguna parte de esta historia? ¿Cuál fue tu primer encuentro con Linux? ¡Comparte tu experiencia en los comentarios!

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